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Psykhe (Santiago)

On-line version ISSN 0718-2228

Psykhe vol.15 no.1 Santiago May 2006

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-22282006000100008 

 

PSYKHE 2006, Vol.15, Nº 1, 95-106

ARTICULO

El Enfoque Biográfico: Trayectorias, Desarrollos Teóricos y Perspectivas

The Biographical Approach: Trajectories, Theoretical Developments, and Perspectives

Marcela Cornejo
Pontificia Universidad Católica de Chile

Dirección para Correspondencia


RESUMEN

En el escenario de las metodologías cualitativas, el enfoque biográfico ha ido adquiriendo un lugar relevante. Este enfoque, en la intersección de lo social y lo psicológico, sostiene que los individuos están marcados por una dinámica contradictoria entre la acción de determinantes sociales y familiares y el trabajo que el propio sujeto efectúa sobre su historia para intentar controlar su curso y otorgarle un sentido. De esta manera, se concibe al sujeto como un producto, un productor y un actor de su historia.

Se presenta en este artículo una revisión del enfoque biográfico analizándolo y situándolo como un enfoque cualitativo y clínico para el quehacer científico. Se revisa la trayectoria que este enfoque ha tenido en las ciencias sociales, a través del aporte que diferentes disciplinas han ido realizando. Se presentan las principales corrientes de desarrollo del enfoque, así como las principales opciones teóricas que fundan y orientan el quehacer desde él.

Palabras Clave: enfoque biográfico, relatos de vida, historias de vida, metodologías cualitativas.


ABSTRACT

The biographical approach has been acquiring a relevant position in the field of qualitative methods. This approach, in the intersection of the social and the psychological, upholds that individuals are marked by a contradictory dynamic between the actions of social and family determinants and the agency that the own individual has and carries out over his history to try to control its course and give it a meaning. In this way, the individual is conceived as a product, a creator, and an actor of his own history.

This article presents a revision of the biographical approach analyzing it and placing it as a qualitative and clinical approach for scientific work. It revises the trajectory that this approach has had in the social sciences, through the contributions that different disciplines have been making. The article also presents the principal paths of development of this approach, as well as the principal theoretical options that form the fundamentals of and guide its applications.

Keywords: biographical approach, life stories, life histories, qualitative methods.


En el campo de las ciencias sociales es posible ver que el enfoque de los relatos de vida pone en cuestión las maneras habituales de producir conocimientos, no solamente al utilizar técnicas diferentes pero sobre todo proponiendo una orientación general para las ciencias sociales:

Desde su aparición en el campo de la investigación en las ciencias sociales, la utilización del relato de vida va a abrir una brecha en el ideal de cientificidad propio del quehacer experimental. En efecto, los investigadores que utilizan el relato de vida privilegian un trabajo de investigación inductivo y exploratorio. Estas prácticas, atentas a la significación de la experiencia vivida, parecen en efecto tener que inscribirse en una aproximación comprensiva más que explicativa y se oponen a una comprensión causalista, más adaptada al estudio de los hechos que provienen de las ciencias de la naturaleza. (Niewiadomsky & de Villers, 2002, p. 15, traducción de la autora1)

La Epistemología de los Relatos de Vida

Marichela Vargas (2002) propone caracterizar una epistemología del relato de vida a partir de cuatro dimensiones: constructivista, clínica, cualitativa e interdisciplinaria. Una epistemología constructivista significa para ella que el saber es una construcción producida por la actividad del sujeto y que la realidad no existe independientemente del investigador. En este sentido, agrega que la ciencia no describe una realidad que es absoluta sino "fenómenos de la experiencia". Esta dimensión constructivista caracteriza también el relato de vida mismo, en el sentido que éste "adquiere el estatus de representación consciente de la historia de vida y de construcción dependiente de sus condiciones de producción, principalmente del momento de la vida del narrador y del interlocutor que tiene enfrente" (p. 117, t.d.a.).

La dimensión clínica supone, según Vargas, la comprensión profunda de un individuo singular en una relación interpersonal que considera este marco de intersubjetividad. Una epistemología clínica no busca el saber singular para confirmar el saber general, sino que tiene la convicción que en lo individual y en lo singular existe algo de absolutamente universal.

La dimensión cualitativa, Vargas la define en relación a la búsqueda de conocimiento de un pedazo de lo real en profundidad. Para esta autora, "la elaboración científica de las nociones cualitativas consiste en el paso de lo inestructurado a lo estructurado, lo que es posible de ver como el paso del desorden de la inmediatez de la experiencia, al orden de la conceptualización" (p. 118, t.d.a.).

Finalmente, respecto a la mirada interdisciplinaria, Vargas señala que ésta es una ambición al interior de las ciencias humanas las que, habiendo institucio-nalizado y legitimado sus fronteras, interactúan entre ellas buscando una comprensión más totalizadora de lo humano. Por su naturaleza, el relato de vida tenderá a romper las fronteras disciplinarias:

Los fundamentos teóricos del enfoque biográfico que proponen la articulación de lo sociohistórico y de lo individual, así como sus postulados metodológicos que dejan al narrador la libertad de seleccionar en su historia lo que le parece pertinente de decir para construir su relato de vida, promueven un quehacer interdisciplinario. (Vargas, 2002, p. 118, t.d.a.)

Otra autora, Rosario Correa (1999), señala que la elección del método biográfico se origina y sostiene en la propia historia del investigador(a), historia considerada como una globalidad, es decir, no sólo en relación con la historia académica de cada cual, sino también con la historia de la vida privada, de su concepción de mundo, de su ideología.

Para ella, trabajar en el enfoque biográfico significa una opción epistemológica, ética y metodológica.

En cuanto a la opción epistemológica, ésta implica adherir a una concepción de la realidad que no es nunca externa al sujeto que la conoce, es decir, a una interdependencia entre el sujeto y el objeto de investigación: "La aproximación biográfica reivindica un conocimiento compartido entre dos, gracias a la intersubjetiviad en la interacción en la cual el sujeto conoce al precio de ser conocido" (Correa, 1999, p. 37). El investigador quedaría así afectado y estaría implicado en el campo de la historicidad del narrador, lo que influye por tanto la construcción (proceso y producto) del relato de su vida. Desde esta epistemología, la singularidad y la subjetividad adquieren el valor de conocimiento.

En cuanto a la opción ética que implica el trabajo desde el enfoque biográfico, Correa sostiene que las implicancias para este quehacer se traducen en dos aspectos. Por una parte, en las relaciones que se establecen entre los sujetos involucrados (investigador-investigado; narrador-"escucha"), en cuanto este enfoque modifica la relación asimétrica, estableciendo una relación de colaboración, un contrato de confianza basado en la calidad de la relación, una especie de cláusula de "complicidad".

Por otra parte, respecto al producto de estas relaciones, el relato del narrador, lo ético apunta al uso que se hace del material recolectado y del nivel de participación del narrador en el análisis y en la interpretación de sentidos de ese material; "se trata de producir un saber en participación" (Correa, 1999, p. 40).

Finalmente, como opción metodológica, el enfoque biográfico emerge como ruptura radical de la manera tradicional de concebir, analizar y comprender la realidad, ya que sostiene una mediación entre la historia individual y la historia social. Así este enfoque

permite la reconstrucción "objetiva" y la búsqueda de determinantes en la construcción de una vida, pero al mismo tiempo posibilita la búsqueda de sentidos a partir de las vivencias, es decir, la comprensión de la manera como el individuo habita esa historia en los planos afectivo, emocional, cultural y social. (Correa, 1999, p. 41)

Como vemos, elegir trabajar en la óptica del enfoque biográfico a través del relato de vida, implica también inscribirse y asumir aspectos que conforman todos la manera de conocer o más bien de elaborar conocimientos a partir de la narración y de la biografía. Respecto a nuestro propia elección del enfoque biográfico en nuestras investigaciones, pensamos que se funda en la manera en que este enfoque responde "desde dentro", desde el marco de referencias de los propios actores involucrados a las preguntas que nos formulamos; a la búsqueda de (inter)subjetividades en la manera de conocer; y a la creencia en una relación directa entre el observado y el observador. En relación a esta epistemología, pensamos entonces que dos de las dimensiones propuestas por Vargas son las que responden principalmente a nuestra opción por el enfoque biográfico: su carácter cualitativo y su carácter clínico.

El Enfoque Biográfico Como Enfoque Cualitativo

En las ciencias sociales, cualitativo (método) se define como:

una sucesión de operaciones y manipulaciones técnicas e intelectuales que un investigador hace experimentar a un objeto o fenómeno humano para hacer surgir las significaciones para sí mismo y para otros (...) las manipulaciones ayudan al investigador en su voluntad de hacer surgir el sentido (...) La especificidad fundamental de los métodos cualitativos viene de su inscripción en el paradigma comprensivo (o subjetivista o interpretativo), es decir, de su apuesta epistemo-lógica de considerar los fenómenos humanos como fenómenos de sentido que pueden ser "comprendidos" por un esfuerzo específico considerando a la vez la naturaleza humana del investigador y la naturaleza de los fenómenos de sentido. (Mucchielli, 1996, p. 182-183, t.d.a.)

El importante lugar que han adquirido en las ciencias sociales en general los métodos cualitativos es hoy evidente. Para hablar de metodología cualitativa, pensamos que es necesario señalar también qué entendemos por ciencia en términos generales. Pensamos que la ciencia es la construcción de conocimientos sobre algo que es supuestamente externo, sobre nosotros mismos o sobre la relación de nosotros y lo supuesto externo. Esta construcción tiene que estar de acuerdo con ciertas reglas establecidas por la comunidad científica inserta en un contexto cultural e histórico específicos.

Un método es, como lo señalan Taylor y Bogdan (1986), la manera en que examinamos los problemas y buscamos una solución. Un método llamado científico implica la manera en que la complejidad de nuestro entorno es reducida y que las relaciones entre los diferentes elementos o fenómenos son establecidas.

El término cualitativo en este contexto, define un método que concierne procedimientos que permiten una construcción de conocimientos sobre la base de conceptos; éstos permiten la reducción de la complejidad y es a partir del establecimiento de relaciones (de pertenencia, de semejanza, entre otras) entre estos conceptos que se establece una cierta coherencia interna.

Las principales características de la metodología cualitativa son, de acuerdo a Krause Jacob (1995), un interés por comprender el comportamiento humano a partir del propio marco de referencia del que actúa; una observación naturalista y no controlada; una búsqueda de subjetividad, es decir una perspectiva "desde dentro"; una orientación al descubrimiento, la exploración, la descripción y la inducción; es holista; y finalmente, asumir una realidad que es dinámica y cambiante.

En lo que respecta el diseño de investigaciones cualitativas, nos parece importante señalar algunas características propias que marcan su distinción respecto de otros tipos de investigaciones. En primer lugar, el objeto de estudio es preliminar, lo que significa que sólo se le conoce una vez finalizado el proceso de investigación. En segundo lugar, el objeto de estudio debe ser examinado desde todos los ángulos posibles, lo que operativamente significa que si se supone algún factor que influencia los resultados, habrá que variar este factor (lo que se conoce como la "regla de la variación estructural máxima de las perspectivas"). Otra característica es que los datos tienen que ser analizados de acuerdo a sus similitudes, tanto desde el punto de vista descriptivo como analítico.

Existen diferentes tipos de estudios cualitativos, principalmente: descriptivos (dando lugar a tipologías descriptivas), analíticos-relacionales (a través de los cuales se generan modelos teóricos), o de investigación-acción (orientados al cambio). Sin embargo, todos los tipos comparten otra característica, esencial a nuestro parecer en estos estudios, que es la de la implementación simultánea de procedimientos de selección de los participantes, de la recolección de los datos y del análisis de los resultados. Esto quiere decir que, en este tipo de quehacer, todas estas etapas no son sucesivas sino que establecen entre sí diferentes articulaciones y relaciones de reciprocidad2.

En una investigación diseñada e implementada desde el enfoque biográfico, todas estas características distintivas de lo cualitativo deberían estar presentes otorgándole su singularidad y especificidades.

El Enfoque Biográfico Como un Enfoque Clínico

En un diccionario de métodos cualitativos, clínico es definido como:

procedimiento que consiste en considerar al sujeto (individuo, grupo o institución) en su singularidad histórica y existencial para aprehenderlo en su totalidad a través una relación personal establecida con él. Este procedimiento conduce al investigador a un examen profundo, con la ayuda de métodos que parezcan pertinentes, de un caso individual en contexto. El procedimiento lleva generalmente a la formulación de un diagnóstico del caso en cuestión. (Referirse secundariamente a método de los relatos de vida). (Mucchielli, 1996, p. 25, t.d.a.)

Guy De Villers (1993), define un enfoque clínico en el sentido en que para él lo clínico se define como el "lugar donde se establece la relación entre la ciencia y el individuo humano a través del sesgo de una relación directa entre observado y observador" (p. 3, t.d.a.). Tomando prestada una definición de Bunge, De Villers define enfoque como un cuerpo de conocimientos de base (background), junto con una colección de problemas (problematics), una serie de objetivos (aims) y una colección de métodos (methodics). De Villers agrega el objeto-propósito (target) que en este enfoque es el individuo concreto. Siguiendo esta reflexión, el enfoque clínico sería un procedimiento que busca alcanzar la particularidad del caso individual en función de objetivos determinados, de acuerdo a un método apropiado y a partir de referentes teóricos, con el objetivo de producir conocimientos sobre este caso individual.

Otro autor, Michel Legrand (1993), sitúa el método del relato de vida y el enfoque biográfico en el ámbito de las ciencias clínicas, afirmando que "el enfoque biográfico que promovemos es un enfoque de la biografía por la biografía, de la historia de la vida por la historia contada o relato de vida" (p. 171, t.d.a.). Legrand postula dos tesis en relación a la concepción de una postura clínica en ciencias sociales. La primera afirma que no existe una definición simple de una postura clínica y que entonces la clínica se define según una pluralidad de dimensiones (menciona cuatro que retomamos más adelante). En su segunda tesis, Legrand recuerda que el psicoanálisis es históricamente la primera ciencia humana clínica en el sentido que sería la ciencia humana más densa o clínicamente saturada, es decir, que cumple con los criterios y dimensiones que él señala como propios de una ciencia clínica.

Cuatro son las dimensiones a partir de las cuales Legrand (1993) señala que sería posible comprender y situar el enfoque clínico de las ciencias humanas. Estas dimensiones son:

- Universal y singular: Las ciencias humanas clínicas se aproximan a lo singular por sí mismo, reconociéndolo en su espesor y brillo propios. Estas ciencias ven en lo singular más que un "simple ejemplar de la generalidad" y paradojalmente pretenden encontrar en su frecuentación prolongada un camino posible, incluso privilegiado, hacia el conocimiento de lo universal. Estaríamos entonces en una lógica cercana a la del estudio de caso, donde surge la inevitable pregunta relativa a la posibilidad de hacer "obra científica" en esta óptica.

- Sujeto y objeto: De acuerdo a esta dimensión, una postura clínica tendría la particularidad de hacer aparecer el sujeto de la ciencia, el "científico", el investigador, como tal, suponiendo su participación y su implicación. Postula entonces como una posibilidad el que de esta implicación emerjan recursos para el proceso de conocimiento. La subjetividad, la contra-transferencia (en un lenguaje psicoanalítico) o la resonancia (en un lenguaje sistémico) del investigador son parte integrante del campo de investigación. A partir de esta dimensión surgen para Legrand algunas preguntas fundamentales de las que el investigador deberá hacerse cargo: "¿Cómo evitar cuando me vuelvo de un modo cualquiera hacia lo humano, de no volverme también hacia mí mismo? ¿Será que voy hacia él sin interés, sin pasión, sin angustia?" (Legrand, 1993, p. 174, t.d.a.).

- Teoría y práctica: La postura clínica sale del esquema clásico que sitúa en exterioridad el momento de la teoría y el momento de la práctica. El clínico es un practicante: la producción de conocimientos y las modalidades de acción o de intervención están estrechamente ligadas.

- Normal y patológico: De acuerdo a esta dimensión, y siguiendo lo establecido en este sentido por Freud, Legrand afirma que "el loco es menos loco que lo que parece, participa de la comunidad humana; inversamente nosotros normales, somos más locos de lo que parece, sostenemos todos una conveniente y secreta complicidad con la locura, hasta el surgimiento de lo patológico en un estatus revelador ejemplar de estructuras antropológicas universales" (Legrand, 1993, p. 175, t.d.a.). Una postura clínica es más que una postura que reconoce en lo patológico un ámbito privilegiado de investigación y de intervención; ve en él un camino de acceso único e irremplazable a lo real.

Continuando su análisis, Legrand señala entonces cómo el enfoque biográfico se sitúa respecto a estas dimensiones, señalando claramente su propia postura al respecto, expresada como "la ambición de posicionar el enfoque biográfico a través de su asociación con el método del relato de vida (...) en una clínica saturada al máximo" (1993, p. 176, t.d.a.). Respecto a lo singular y lo universal, Legrand subraya que el enfoque biográfico implica que no se pueda aproximar a la biografía sino a través del método del estudio de caso y que entonces todo otro material que no sea la historia singular de individuos singulares suprime el objeto mismo del enfoque.

En lo que concierne a la oposición entre sujeto y objeto, el enfoque biográfico establece la neutralidad y el no compromiso como imposibles, más aún considerando que privilegia un método -el relato de vida- que supone siempre la instauración de una relación de interlocución directa. De ahí el postulado de Legrand respecto al hecho que la investigación biográfica debe acompañarse permanentemente de un trabajo de auto-conocimiento o de un trabajo biográfico personal del propio investigador.

Para la teoría y la práctica, Legrand afirma que todo relato de vida es ya en sí mismo una intervención pues trae consigo una persona trabajando sobre ella misma lo que sin duda alguna la afectará.

En la dimensión normal y patológica, señala que éste es un punto problemático, pero que una constatación clara es que, sin haberlo verdaderamente buscado, la práctica del relato de vida confronta al "sufrimiento humano común".

En nuestra propia práctica de investigación desde el enfoque biográfico esta dimensión clínica está constantemente presente, más considerando nuestra opción de trabajar primordialmente sobre la singularidad, el caso a caso, relato por relato, historia por historia. El hecho de situarnos en una posición que necesita y justifica incluso el establecimiento de relaciones recíprocas con los participantes de las investigaciones hace "participar en la investigación al propio ser sobre la cual esta investigación trata" (Lainé, 1998, p. 133, t.d.a.).

El Enfoque Biográfico: Desarrollos Teóricos

El relato de vida es la narración o enunciación que un sujeto hace de su vida o de fragmentos de ésta. La mayoría de las veces es oral pero una etapa escrita no es descartada en algunas prácticas. En investigación, el relato de vida es utilizado para comprender problemáticas que se tiene interés en situar en la biografía, la historia del sujeto, historia inserta en una historia familiar y social.

Revisaremos a continuación la trayectoria de los relatos de vida en el desarrollo de las ciencias sociales, distinguiendo las principales corrientes de utilización. Se presentarán también algunos principios teóricos generales que sostienen el enfoque biográfico así como la importancia que este enfoque ha otorgado al estudio de la identidad. Es importante señalar que más allá de un método o técnica específica de investigación, el enfoque biográfico busca justamente situarse como un enfoque, es decir, sostiene una concepción de lo humano, de la realidad, de las posibilidades de conocerla y de los métodos adecuados para ello. En este sentido, los fundamentos teóricos que lo sostienen dan cuenta de estos postulados y constituyen las bases sobre las cuales se funda una práctica desde lo biográfico.

Trayectoria Histórica de los Relatos de Vida

Los relatos de vida, como método de investigación en ciencias sociales, pueden encontrar su origen en al menos dos disciplinas: la antropología y la sociología. En la antropología cultural, la recolección y publicación de relatos de vida se inscribe en una tradición norteamericana a partir del interés que surgió en el siglo XIX por las costumbres de las tribus indias y por las historias de los grandes jefes indios. Los etnólogos recurren a la recolección de los relatos de vida con el objetivo de presentar bajo una forma más atrayente y sobre todo más auténtica los modos de existencia de las poblaciones amerindias en vías de desaparición. En un plano metodológico, la utilización de los relatos de vida con fines de investigación otorgaba a los antropólogos la posibilidad de "restituir el modo de vida de las poblaciones observadas como una totalidad significante y ya no como una simple aglomeración de elementos artificialmente yuxtapuestos" (ASIHIVIF, 1999, p. 3, t.d.a.).

Algunas obras que se pueden encontrar en estos inicios son: Crashing Thunder: The Autobiography of an American Indian, en 1926 de Radin; Sun Chief, en 1942 de L. Simmons; y el clásico Los hijos de Sánchez, en 1961 de Oscar Lewis.

En sociología, la utilización de relatos de vida se desarrolla en el marco de la Escuela de Chicago, fundadora de la sociología empírica norteamericana. El estudio más conocido es el de W. Thomas y F. Znaniecki de 1919 titulado The Polish Paesant in Europe and America, obra que relata la vivencia de los inmigrantes polacos de origen campesino en Chicago. Luego de este estudio, numerosos sociólogos utilizan el relato de vida con fines de investigación de ciertos hechos sociales. Sin embargo, después de 1940 se ve prácticamente un abandono en la utilización del relato de vida, la pérdida del "derecho de ciudadanía" del enfoque biográfico lo que Legrand (1993) tomando la interpretación de Bertaux, señala como debido al triunfo en las universidades y en el mundo académico de las normas epistemológicas que privilegian una postura científica de objetividad y que por tanto promueven la utilización de métodos cuantitativos, de estudios con cuestionarios.

Habrá que esperar los años 70 para que reaparezca este enfoque en las ciencias sociales a partir de los cambios políticos posteriores a mayo del 68 y que suscitan el interés de los sociólogos por hechos sociales como la cultura obrera, el feminismo, entre otros. Este interés se plantea desde una perspectiva cualitativa y no ya desde una cuantitativa considerada poco apropiada para estos fenómenos. En este contexto el trabajo de Daniel Bertaux Histoire de vie - ou récits de pratiques (historias de vida - o relatos de prácticas) de 1976, retraza la historia y realiza una evaluación de la utilización de los relatos de vida y señala algunas líneas programáticas para su posterior desarrollo.

Respecto de la psicología, no se encuentra en su historia una tradición significativa que haya utilizado el relato de vida en un sentido estricto del término. De acuerdo a Legrand (1993), esto se debe al hecho de dos tradiciones dominantes en psicología (al menos en la francófona): por un lado, la psicología experimental dura para la cual el relato aparece como un material empírico vago e inapropiado; y por otro, el psicoanálisis que dispone de su propio relato de vida y que no ve entonces interés alguno en recurrir a otro.

Para Lainé (1998), aunque el objeto central de la psicología clínica sea el sujeto humano en su globalidad y en consecuencia del sujeto en cuanto portador de una historia que teje la trama de una existencia concreta, esto no se acompaña de la emergencia del relato de vida como método para aproximarse a los hechos psicológicos que sean nombrados como tales: "si el objeto de la psicología tiene que ver con la historia de vida de los sujetos, el relato de vida como modo específico de investigación de hechos psicológicos, incluso como terapia, no existe o existe muy poco" (p. 88, t.d.a.). En este sentido, experiencias de intervenciones basadas en el enfoque biográfico como las realizadas por Legrand, Vargas y equipo en la Universidad de Lovaina en Bélgica (Vargas, 2006), son experiencias innovadoras que sin duda ampliaran el uso de relatos de vida en psicología, tanto en la investigación como en la intervención.

Un ámbito de investigación reciente en psicología en el que el relato de vida ha sido utilizado fructíferamente, es el de los fenómenos migratorios, encontrándose interesantes trabajos entre los cuales destacamos Zapata (2001) sobre mujeres dominicanas migrantes a Europa, Vargas (2002) sobre la migración de mujeres peruanas del campo a la ciudad, Cornejo (2006b) sobre el exilio chileno producto de la dictadura instaurada en 1973, entre otras. Otras investigaciones interesantes desde el enfoque biográfico son la de Sharim (2005) sobre roles de género, la de Kornlit (2005) sobre el sida y la de Poncelet (2006) sobre el cáncer.

Corrientes en los Relatos de Vida

En el abanico de procedimientos que utilizan los relatos de vida, es posible distinguir dos corrientes principales: el de las historias de vida en formación y el de la novela familiar y trayectoria social. Niewiadomski y de Villers (2002) distinguen una tercera corriente, la de las investigaciones sociológicas y etnológicas y los trabajos que utilizan el relato de vida como técnica de recolección de datos y que se insertan en la perspectiva desarrollada por Daniel Bertaux en Francia desde los años 70, en el campo de la sociología comprensiva, las teorías microsociológicas y la etnometodología. En esta corriente, la subjetividad de un actor social es solicitada por un investigador a través de la recolección de un relato de prácticas. Sin embargo, dada nuestra propia práctica en investigación y que pensamos que la corriente de Bertaux se aleja de un enfoque biográfico "saturado clínicamente", siendo más bien estudios etnosociológicos, sólo desarrollaremos aquí las dos primeras corrientes.

La corriente de las "historias de vida en formación". A partir de la iniciativa de Gaston Pineau en Tours, de Pierre Dominicé en Ginebra y de Guy De Villers en Lovaina-la-Nueva, se crea en 1990 la ASHIVIF, la Asociación Internacional de las Historias de Vida en Formación. El objetivo de esta asociación es promover la utilización de las historias de vida en el campo de la educación permanente y a través de actividades de investigación, de formación y de publicación.

El campo de investigación que moviliza a estos investigadores cubre el complejo universo de la formación. Para ellos, la formación no se reduce a la sola dimensión de la formación profesional de adultos ya que aborda también las preguntas relativas a la formación experiencial, la auto-formación y, en términos generales, del aprendizaje de adultos. Los referentes teóricos que guían estas investigaciones son muy variados y van desde la filosofía existencial hasta la sociología, el psicoanálisis, la lingüística, las teorías de la formación y el aprendizaje, entre otras.

Más que imponer un marco teórico que orienta la interpretación de los relatos de vida, la vía privilegiada es aquí la apropiación por parte del sujeto narrador de su poder de formación, es decir, de su capacidad de "dar forma" a través del trabajo reflexivo que realiza el narrador en su relato socializado: "la historia de vida es vista entonces como una práctica autopoiética que actualiza el vuelco de las modalidades habituales de producción de conocimiento" (ASIHVIF, 1999, p. 6, t.d.a.).

Según Lainé (1998), lo que caracteriza las prácticas y las teorías de Pineau, Dominicé y De Villers es que, a pesar de sus diferencias, el uso de las historias de vida es visto como siendo en sí mismo un aprendizaje y un acto de formación. La historia de vida permitiría entonces a los sujetos identificar sus experiencias, sus saberes, sus modos de aprendizaje, todos los cuales ellos desconocían al menos parcialmente hasta ese momento. Trabajar a través de las historias de vida permite aprender lo que ya sabían de manera confusa, haciéndolos pasar de saberes implícitos e ignorados a saberes explícitos, conocidos y reconocidos y por tanto, movilizables a lo largo de un dispositivo de formación.

Lo que es común a esta cultura de historias de vida en formación es una perspectiva emancipadora y militante a causa de la concientización. La actualización de un sujeto de saberes ignorados que le son propios y que estaban nebulosos o al menos subutilizados -porque eran desconocidos por él- es, en sí mismo, una acción social de tipo emancipador porque va al encuentro de las inhibiciones y las alienaciones producidas por los desconocimientos y las subestimaciones.

La corriente "novela familiar y trayectoria social". Manteniendo relaciones de compañerismo con la primera corriente, este quehacer se distingue del anterior por el lugar que tienen en la elaboración de las historias de vida, la investigación, las modalidades de implicación y los referentes teóricos. Sus principales representantes son Vincent de Gaulejac en París y Michel Legrand en Lovaina-la-Nueva.

Esta corriente agrupa investigadores alrededor de los seminarios de implicación e investigación "novela familiar y trayectoria social". Desde 1975, más de 200 seminarios han sido llevados a cabo en varios países (Francia, Canadá, Suiza, Brasil, Uruguay, Chile). Además de este seminario de base, este dispositivo de trabajo comprende también otros grupos de investigación e implicación centrados en las historias de vida: "historias de dinero", "novela amorosa y trayectoria social", "lo que creo", "frente a la vergüenza", "emociones e historias de vida", "identidad y trayectoria espacial".

Los seminarios no son sólo seminarios de formación o de desarrollo personal sino que han sido la base de trabajos de investigación sobre los procesos sociopsicológicos que acompañan a los cambios sociales y que permitieron abrir, bajo la iniciativa de Vincent de Gaulejac, un nuevo campo de reflexión en sociología, la sociología clínica.

El campo de la sociología clínica es un campo teórico transdisciplinario que toma prestado a tres ramas de las ciencias sociales: la sociología, el psicoanálisis freudiano y la psicosociología. El propósito es trabajar sobre la valencia respectiva de los factores económicos, históricos, sociológicos, ideológicos y psicológicos en las trayectorias individuales de los actores, buscando evitar el doble obstáculo del "psicologismo" y del "sociologismo".

Considerando las dos corrientes que venimos de describir como las principales dentro de los relatos de vida, podemos ver que en lo esencial las diferencias y similitudes entre ellos radican principalmente en el lugar que otorgan a la formación, a la investigación y a la intervención en el sentido de desarrollo personal (o terapéutico). En la siguiente tabla resumimos las principales diferencias y puntos de encuentro de cada corriente de manera comparativa.

Tabla 1
Corrientes principales del enfoque biográfico

Principales Opciones Teóricas Generales

El enfoque biográfico sostiene la idea que toda actividad humana está anclada en la historia global del sujeto que la realiza. Según Lainé (1998) "el trabajo de las historias de vida se esfuerza por aprehender lo que, en una trayectoria singular, surge de la articulación entre el determinismo externo y la iniciativa del propio sujeto" (p. 21, t.d.a.).

Como lo señalan Niewiadomski y De Villers (2002), "las historias de vida reagrupan un conjunto de prácticas comprometidas en la búsqueda y reconstrucción de sentido a partir de hechos temporales personales y/o colectivos. En un plano teórico, la vivencia es vista como fuente de saber fenomenológico" (p. 12, t.d.a.).

Françoise Digneffe (1995) realiza una síntesis de las principales opciones teóricas que están a la base del enfoque biográfico. Pone el acento en el hecho de reconocer las divergencias respecto de ciertas especificaciones teóricas, pero señala las principales características del método frente a las cuales la mayor parte de los investigadores tienen un consenso. Esta autora reconoce a estos investigadores el mérito de contribuir a hacer evolucionar el método y de darle el estatus de un instrumento vivo más que el de uno fijado en ciertas certezas.

Retomando las proposiciones de Digneffe (1995), podemos señalar que las principales opciones teóricas generales en las cuales se basa el enfoque biográfico son:

- El enfoque biográfico permite salir de la oposición entre individuo y sociedad. Su objetivo es descubrir la relación entre las condiciones concretas de existencia y la vivencia. El relato de vida continúa siendo una historia singular, es siempre una historia única pero esta historia individualiza la historia social colectiva de un grupo o una clase, siendo a la vez el producto de la expresión de esta clase. Lo que hace único un acto o una historia individual se presenta ante nosotros como la vía de acceso al conocimiento científico de un sistema social.

- El enfoque biográfico permite aprehender las relaciones recíprocas o de reciprocidad entre el punto de vista subjetivo de la persona y su inscripción en la objetividad de una historia. El relato de vida produce un material que expresa a la vez el peso de la determinaciones sociales en las trayectorias individuales y también la relación de los actores con esas determinaciones y entonces su propia actividad.

- El enfoque biográfico permite, en una perspectiva interaccionista, aprehender las "subjetividades", comprender cómo las conductas son constantemente remodeladas para dar cuenta de las expectativas de los otros. Trascendiendo la perspectiva interaccionista que se queda en un nivel exclusivamente microsociológico, el enfoque biográfico permite aprehender las mediaciones entre el funcionamiento individual y el funcionamiento social. Así, la historia individual se construye a través de las mediaciones que son los grupos primarios a los cuales pertenecemos y las organizaciones con las cuales nos relacionamos. El enfoque biográfico pone en evidencia los mecanismos transaccionales e intermediarios entre lo individual y lo social.

- El enfoque biográfico permite captar aquello que escapa a las estadísticas, a las regularidades objetivas dominantes, a las determinantes macrosicológicas. Este enfoque hace accesible lo particular, lo marginal, las rupturas, los intersticios y los equívocos que son elementos clave de la "realidad" social y sobretodo que explican porqué no hay sólo reproducción. El enfoque biográfico no es entonces sólo un método, aparece como una crítica respecto del funcionalismo o del estructuralismo que consiguen "vaciar la hombre ordinario de toda capacidad de iniciativa imprevista y entonces de toda capacidad de conciencia crítica y de voluntad de acción sobre los socioestructural (...) vacían el orden social de toda contradicción profunda, lo conciben como un organismo, un sistema, una estructura" (Bertaux, 1980, p. 218, t.d.a.).

- El enfoque biográfico permite reconocer al saber individual un valor sociológico. Aquí, el objeto no es alguien a observar, a medir, sino un informador privilegiado que sabe mucho más y mejor sobre su propia vida que el investigador.

El Enfoque Biográfico en el Estudio de la Identidad

Un ámbito en el cual el enfoque biográfico se ha mostrado particularmente fructífero y que ha permitido a su vez el desarrollo del enfoque, es el estudio de la identidad, una temática muy presente en las ciencias sociales en los últimos tiempos, principalmente a partir de las problemáticas psicosociales planteadas por cambios tecnológicos y sociales, la creciente movilidad geográfica y profesional, entre otros3.

En el estudio de la identidad, el enfoque biográfico ha sido principalmente desarrollado a partir de las reflexiones del sociólogo francés Vincent de Gaulejac, sobre su concepto de neurosis de clase (1987). Este concepto buscaba analizar y dar cuenta de los conflictos psicológicos ligados al cambio de posición social. Su objetivo de más largo plazo era comprender el origen social de los conflictos psicológicos, analizando la manera en que los determinismos o problemáticas sociales influencian y se traducen en lo individual.

Dos características centrales son las que el enfoque biográfico otorga a la identidad: por un lado, la considera como el producto de toda la experiencia biográfica del individuo, lo que transforma a este individuo en producto y actor de una historia personal, familiar y social. Por otro lado, el enfoque biográfico propone, para acceder a la identidad, el relato de vida, ya que sostiene que la identidad sería una construcción narrativa que se despliega en la narración.

El enfoque biográfico concibe al individuo como el producto, el actor y el productor de toda su experiencia. Esto implica que el individuo es el producto de una historia individual que está enraizada en una historia familiar, enraizada ésta a su vez en una historia social.

Para aprehender esta relación del individuo con su historia, De Gaulejac propone tres ejes de análisis: el individuo como producto, como productor y como actor de historias. Un individuo como producto de la historia supone que su identidad se ha ido construyendo tanto a partir de acontecimientos personales que ha vivido y que determinan su biografía como una historia singular y única, como a partir de elementos que son comunes a su familia, a su medio, a su clase.

Un individuo como actor de la historia supone que éste es capaz de intervenir sobre su propia historia. A partir de concepto de "historicidad" De Gaulejac afirma que el individuo es capaz de posicionarse como sujeto en una dialéctica entre lo que es y lo que llegará a ser: "el individuo es el producto de una historia de la cual busca a convertirse en sujeto" (1987, p. 27, t.d.a.).

Finalmente, un individuo es productor de historias, ya que a partir de procesos concientes e inconscientes, realiza una reconstrucción de su pasado intentando otorgarle cierto sentido. Así, el individuo es producto de una historia pero también productor y constructor de historias. Para el enfoque biográfico, la manera privilegiada de acceder a estas historias será a través del relato de esta vida, del relato de esta historia.

El relato de vida, es decir "la narración o el relato -escrito u oral- que una persona realiza de su vida o de fragmentos de ésta" (Legrand, 1993, p. 182, t.d.a.), será el método que el enfoque biográfico privilegia para acceder a la historia personal de los individuos. Esto supone entonces que la identidad es concebida en relación a su historia y que la identidad es una construcción narrativa.

La historicidad, supone un individuo capaz de integrar su historia y al mismo tiempo integrar la Historia. En este sentido, el relato de vida se constituirá no sólo como medio de acceso a esta historia sino también se constituirá en un instrumento de historicidad, permitiendo al individuo "trabajar" sobre su vida. Contar o relatar su vida será un medio para "jugar con el tiempo de la vida, reconstruir un pasado, soportar el presente y embellecer el futuro" (De Gaulejac, 1999, p. 20, t.d.a.).

En cuanto construcción narrativa, el enfoque biográfico supone que en la situación misma de narración de la historia se construye la identidad. Se articulan estas reflexiones con las que realiza el filósofo Ricœur, para quien la identidad no es sino una identidad narrativa (1983-1985). La identidad narrativa permite "la configuración de la acción llevada a cabo por el relato, fruto de un cuestionamiento de vuelta, situando conjuntamente a partir de un punto de vista presente, un pasado" (Pineau & Le Grand, 1993, p. 81, t.d.a.). El relato introduce entonces sentido, acciones en el tiempo, permitiendo al propio sujeto participar a la construcción de su identidad. El sujeto es así capaz de operar una reconstrucción sobre su pasado a la cual intenta encontrarle y construye un sentido, creando así un sentimiento de identidad.

Reflexiones Finales: Perspectivas del Enfoque Biográfico

Una primera reflexión que surge respecto al enfoque biográfico es que éste se ha ido constituyendo a través de sus diversos desarrollos en un enfoque propiamente tal y no sólo en un método de investigación a partir de la utilización del relato de vida. Concibiendo entonces al ser humano como producto, actor y productor de historias, asume un sujeto activo, que busca otorgar sentido a su historia, en la línea de Sartre hacer algo con lo que han hecho con él.

En este sentido, nos parece que este enfoque significa una interesante propuesta en el desarrollo de las ciencias sociales, ya que apunta a superar el psicologismo y el sociologismo, promoviendo una transdisplinariedad, una articulación de perspectivas que permite una comprensión de lo humano más vasta y holista, tanto desde los determinantes sociales como desde las problemáticas psicológicas que éstos establecen. Este intento de integración no es ni nuevo ni único en las ciencias sociales, pero lo novedoso de este enfoque radica a nuestro juicio en cómo ha construido desde lo epistemológico una manera de construir conocimiento, devolviendo en cierto sentido la "dramaticidad" tan propia de lo humano al quehacer científico sobre lo humano.

Este enfoque sostiene la importancia de considerar las mediaciones que los propios sujetos construyen a partir de ciertos determinantes, poniendo el acento en la construcción de sentidos que éstos determinantes adquieren para un sujeto en su propia vida y en la narración que hace de ésta. Se promueve entonces una articulación de la historia individual con la historia familiar y a su vez de éstas con la historia social.

Como método de investigación en el escenario de las metodologías cualitativas, el método del relato de vida se presenta como una interesante herramienta de aprehensión y comprensión de fenómenos psicológicos y sociales. Permite conocer realidades sociales desde los propios actores individuales, a partir de la narración que hacen de ella. En lo que se refiere a la utilización del relato de vida en investigación, los procedimientos específicos a seguir en la recolección de los relatos de vida, ha sido principalmente Legrand (1993) quien los ha sistematizado y aplicado en sus investigaciones sobre el alcoholismo (1997).

En lo que se refiere propiamente tal al uso de los relatos en investigación, los procedimientos, técnicas, aspectos a considerar, la construcción de un dispositivo para la recolección de relatos de vida, sugerimos consultar las propuestas teóricas de Legrand (1993) y una aplicación en la práctica de investigación en Cornejo (2004 y 2006b). Es importante notar que respecto a la utilización del relato de vida en investigación, lo referido a un tipo específico de análisis de datos sigue siendo la parte más débilmente desarrollada por los autores (una propuesta interesante, novedosa e inspiradora en este sentido es la de Demazière & Dubar, 1997). Ningún trabajo anclado en el enfoque propone un tipo particular o propio de método de análisis de datos, confrontando a los investigadores a la necesidad de crear sus propios métodos. Esto, que puede resultar un escollo al estar llevando a cabo una investigación, nos parece que también devuelve al tipo de análisis una particularidad en lo cualitativo y es que debe estar adaptado y construirse en el proceso de investigación, de acuerdo a las características particulares del objeto a investigar, del investigador y de los contextos específicos donde se desarrolla la investigación.

Otra importante perspectiva del enfoque biográfico se refiere a su cualidad de enfoque clínico, de una propuesta desde lo clínico para enfrentar, comprender y actuar sobre lo humano. En este sentido, una perspectiva del enfoque en la cual confluyen nuestros propios intereses son lo que se ha denominado "intervención biográfica", esto es, la creación de un dispositivo a partir del cual se pueda trabajar con personas que deseen trabajar alguna temática de su existencia o realizar una evaluación de su momento actual, a la luz de su historia.

Importantes pasos se han dado en ese sentido desde lo más práctico y respecto de los procesos psicológicos involucrados y los efectos de este modelo (Vargas, 2006) como también desde hace varios años en cuestionamientos referidos a la distinción de este tipo de intervención respecto a la terapia o al psicoanálisis (Niewiadomski & De Villers, 2002), acerca de los efectos que un trabajo de este tipo tiene, de lo propio de un trabajo desde la narración y la biografía. Contando con una epistemología cualitativa y clínica, conociendo desde la investigación los efectos beneficiosos que el relatar la vida tiene para un narrador, asumiendo que en la producción de historias los sujetos se van asumiendo como producto pero también como actores de sus historias, creemos que están las bases para diseñar y trabajar desde un modelo en la línea de la intervención biográfica individual y grupal.

Notas

1 En adelante se utilizará la sigla t.d.a.

2 Para una profundización de las metodologías cualitativas en general y del diseño de investigaciones cualitativas se recomienda Krause, Cornejo & Radovcic (1998).


3 Para una revisión del concepto de identidad en las ciencias sociales y de ciertos modelos utilizados en su estudio ver Cornejo (2006a).

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Correspondencia a: La correspondencia relativa a este artículo debe ser dirigida a la autora, Escuela de Psicología, Pontificia Universidad Católica de Chile, Avda. Vicuña Mackenna 4860 Macul, Santiago de Chile. E-mail: marcela@uc.cl

Fecha de recepción: Marzo de 2006.
Fecha de aceptación: Mayo de 2006.

Marcela Cornejo, Escuela de Psicología, Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

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